jueves, 28 de octubre de 2010

EÑE FESTIVAL LITERARIO MADRID (Noviembre 2010)


El próximo mes de Noviembre tendrá lugar en Madrid un Festival Literario.

UN FESTIVAL LITERARIO - LITERARIO FESTIVAL UN


El programa es bastante jugoso, aunque en un primer vistazo, no me dejé seducir por él. ¿Por qué? Porque resistí la tentación de mirarlo. Imposible. ¿Pedir vacaciones a mediados de Noviembre? Imposible. Si acaso me echaran de la empresa podría ir sin problema. No es algo raro o absurdo en estos tiempos que corren o el sector en el que desarrollo mi profesión, ejem, ejem, quería decir mi aburrida, sosa y hastiada profesión. Por lo tanto: caso omiso. Ni mirar. Ni flores. Ni un ojillo. Ni un nada. Cero.

Pero... ¿y si estuviera invitado alguno de mis escritores favoritos? ¡¡¡Nooo!!! ¡Ni se te ocurra mirar! Neuman seguro que no, él andará con sus microrréplicas, o matando a Edgar Franz Milton, o como se llame, por cuarta o quinta vez. No, él no estará. No mires. ¡Ni se te ocurra mirar! Andará por Granada, o por todos esos países que recorrió con su Viajero del siglo. No, él estará escribiendo.
11/02/2010 Andrés Neuman y yo. (FNAC Málaga)

OK. No miro pues.


¿Y Garriga o Bonilla o Aranda o Millás o Marías? ¿Y si le diera por ir a Freire? No la sigo pero sí podemos mantener una charla de horas sobre las hermanas Brontë o Jane Austen. Podría preguntarle por qué descatalogaron sus libros sobre estas autoras antes de que yo los comprara.

17/05/2010 José Antonio Garriga Vela y yo (Sede Cultura Unicaja-Málaga)


17/05/2010 Juan Bonilla y yo (Presentación El anorak de Picasso. Málaga)


05/06/2010 Pablo Aranda y yo. (Entrega de premios Ayuntamiento de Málaga. (Fui 2ºPremio))


Definitivamente no miro. Sigo mi vida y abandono el programa y me olvido de noviembre, aunque no haya llegado, y me olvido de Madrid. ¿Cómo puede alguien olvidarse de Madrid? No, no lo hago. Recuerdo el Madrid de 8º de E.G.B. Recuerdo el Madrid de la Facultad. Recuerdo el Madrid de los Austria, el del 2 de Mayo, el de Hoy no me puedo levantar, el de la Copa del Mundo en el mundial de Fútbol, el de los poetas, el de la Puerta de Alcalá, el de las Meninas y Alatriste, el que me saluda cada año desde Sol mientras me como las uvas, el de las canciones de Mecano. Madrid. Quédate en Madrid.

Mi amiga y compañera de grupo literario, Inma, fue quien lo descubrió y quien nos sugirió hacernos una escapadita a "Los Madriles" para retozar con las letras y quienes las manejan como nosotr@s tratamos y quisiéramos. Tratar y querer hoy, aquí y ahora, son pareja de baile.


Y termina el mes de octubre, y termino Amor Perdurable de Ian McEwan, y releo Océano, Mar de Baricco, y compadezco a Frankenstein de Shelley y empiezo El mentiroso de Henry James y hojeo su Historia de una obra maestra mientras en Puntoyseguido, mi grupo, leemos nuestros propios relatos, les sacamos punta, añadimos borradores, tachaduras en rojo y ponemos y quitamos comas, puntos y aparte, tildes e hijos ilegítimos a un Duque que vivió en Loja no ha mucho.

Y entonces me confirman que tengo esa segunda semana de Noviembre de vacaciones. Enterita. Toda para mí y para mis libros y para mis bolígrafos de tinta negra y para mis cuadernos en blanco y para mis autores favoritos y para echarle al fin un vistazo al programa y descubrir qué autores visitarán el festival literario en Madrid.


PROGRAMA (Viernes 12 y sábado 13 de Noviembre):


Leído el programa, ¿quién puede resistir tal tentación? Madrid está cerca de todo. Está en el camino hacia todas partes. Es la Roma de España. Todo lleva a Madrid. Este programa me conduce hasta allí. (Cacofonía. La permito).


En la mesa redonda del viernes 12 a las 16h, estará entre otros Blanca Riestra. Conocer a una doctora summa cum laude en Filología Hispánica por la Borgoña y con más premios en su haber de los que yo veré juntos jamás, (never say never again), es un anzuelo que tengo que picar. Con ella hablarán de las Voces múltiples y la literatura sin género, Ernesto Pérez Zúñiga y Nicolás Melini. (No me llevan muchos años, ¿qué he hecho yo para tener un currículum literario tan pobre? Las ciencias me absorbieron el cerebro. O la vida. O el cerebro. O la vida y el cerebro. O el tiempo. El tiempo).


A las 16:30h tendré que elegir entre la pareja de baile de Sergio Vila-SanJuán de La Vanguardia y José Enrique Ruíz Doménec que hablarán sobre La historia en la literatura o la pareja de Antonio Lucas de El Mundo y Julián Rodríguez o decantarme por la conferencia de Espido Freire sobre Arañas y mariposas, ¿cómo puede ser que las historias de horror se hayan convertido en la nueva novela romántica?


A la conferencia de Rodrigo Fresán no podré acudir, aunque a mi compañera Andrea le interesaría saber si se puede ser escritor argentino o si se quiere ser escritor argentino. No podré acudir porque a las 17:30 me esperará una mesa redonda con Berta Marsé, Eloy Tizón y nuestro queridísimio Jose Antonio Garriga Vela (jurado del certamen de Declaraciones de amor 2010 Málaga, en el que quedé 2º Premio), que nos hablarán de Historias de relatos.


Y así seguiré eligiendo o rechazando conferencias, conversaciones y parejas de baile, hasta las 22h. Hora de Conferencia exprés con Juan Bonilla. Sin duda me vendrá a la memoria la presentación que hizo aquí en Málaga de El anorak de Picasso de Garriga Vela. Sigo pensando que debería ir dentro del libro. (La presentación y él).


Seguramente mi viernes literario culmine ahí, o seguramente con una cena y el maratón de poesía de la media noche. Tendré que quedarme sin oir a Jodorowsky y a Barba hablar de la psicomagia para intelectuales escépticos. ¿? Me quedaré sin saberlo y vosotr@s también.


Rumbo al Hostal. Risas. Risas. Charla. Risas. Dormir. Amanecer. Un nuevo día literario: Sábado. (Todo esto es imaginario o profético, según se mire o se piense o se crea, o se mire. O se mire).


Oiré la lectura de Manuel Vilas de las 12, antes no seré persona y evitando los cara a cara, me sentaré en las primeras filas a oir hablar de cuentos de hadas a Gustavo Martín Garzo en su conferencia Exprés. Hice un trabajo sobre los cuentos de hadas en la clase de ética, en el Instituto. Acaba de venirme a la memoria. Años ha. Muchos ha. ¿Tantos? Afirmativo.


El resto del sábado lo dejaré al libre albedrío de lo que me apetezca en el momento: o bien oir a Eva Orúe y Mauricio Wiesenthal o a Jorge Eduardo Benavides y JJ Armas o a Manuel Calderón y Ricardo Menéndez o tal vez haga la cata literaria en compañía de vinos Telmo Rodríguez, (si el vino es dulce y de Málaga, mejor que mejor, yo con dos vinitos no cojo el punto, me descoordino totalmente). A las 16h no sé si me llegaré, por curiosidad, a la conferencia de Almudena Grandes. No he leido nada suyo y de momento me mantengo en mis trece. Será interesante la conferencia de Elvira Navarro sobre Escritura y ciudad o la de Vicente Verdú sobre el libro y la pantalla a las 17 y 17:30 respectivamente o la de las 18:30 de Mario Muchnik sobre las aventuras editoriales. Las conferencias de las 19 y las 19:30 también parecen interesantes: Rafael Argullol hablará de viaje de viajes y Vicente Luis Mora de la web como recurso artístico, semillero de ideas y posibilidades para artistas en general. Seguramente después me iré a cenar.


Aunque entre las 21:30 y las 23:30 hay conferencias, cara a cara y lectura y música variadas e interesantísimas, (ver en programa), sin duda reservaré toda mi atención, todas mis sonrisas, todas mis preguntas, si es que puedo hacerlas, y todo lo que se me ocurra, a estar en primerísima fila en la conferencia exprés de las 23:30h, sin duda la estrella y guinda del programa, al menos para mí, y es que a esa hora estará el gran Andrés Neuman, (digo el gran no sólo para hacerlo parecer un prestidigitador, que a veces o muchas veces lo es, si no porque para mí es "el gran" de la literatura española actual y porque es mi ojito derecho y mi izquierdo también, en estos ámbitos y en mis estanterías), entrevistando a Edgar Franz Milton en una sesión espiriritista.

No sé si con el subidón de adrenalina que tendré tras este cierre, yo doy por cerrado el fin de semana con Andresito, me dará por ir a mover el esqueleto en la sesión DJ de Nacho Canut, el de Fangoria, que digo yo que ya puestos, pues que traiga a Alaska y nos cantamos en una sesión de karaoke aquello de:

A quién le importa lo que yo haga, a quién le importa lo que yo diga.



Si os pasais por el festival, ya sabeis dónde encontrarme. (Entrada para los dos días 15€ por la página web). Hasta Madrid....


Besitos y buenas noches literarias. (Ya os contaré mi finde literario en Madrid cuando suceda, el 12 y 13 de noviembre. Y si no voy, soplaré y soplaré y soplaré y derribaré esta entrada de paja)




I.M.G.









































martes, 26 de octubre de 2010

BATH (Festival de Jane Austen 2010) II

... lo dejamos en ¡Horror! Continuemos:


Mi cara se había inflado hasta deformarse. Las piernas me temblaban. El corazón palpitaba desvocado. Un leve mareo me hizo sentarme sobre la tapadera del water. En la postura de "El pensador", hice un breve repaso a cualquier cosa que hubiera comido o rozado durante el día. ¿Tal vez era un tipo de alergia o algún tipo de reacción a algo? Tras mucho elucubrar la respuetas fue: NEGATIVO. Me levanté, con la ilusión de que al volver a mirarme en el espejo mi cara, para bien o para mal, sería la de siempre. Negativo, nuevamente. Fue como ver aparecer a la madrastra de Blancanieves. Se reía y se reía y gritaba que era la más bella del Reino. Y yo, volví la mirada hacia otro lado y me toqué la cara. Inflada. Mi parte hipocondriaca salió a la luz y me susurró al oído que si tenía inflamadas no sólo la parte de las mandíbulas, delante de los oídos, si no, la parte de las amígdalas, tal vez la hinchazón seguiría y me asfixiaría. Allí en Bath. Donde alguna vez vivió Jane Austen. La madrastra de Blancanieves rió a carcajadas y yo salí del baño sin preguntarle nada más al espejo.


Desperté a mi amiga. Ella también veía mi cara inflada como un globo. No era producto de mi imaginación, que es enorme como la Argentina. Me dio un ibuprofeno. Esperé despierta a que hiciera algo de efecto. Con la luz apagada. Sobre la cama, apoyada sobre varios cojinos, pues me pesaba la cabeza y me dolía. Esperé que amaneciera en aquella habitación georgiana. Y amaneció. Y volví al baño. Al espejo. La inflamación había bajado considerablemente, pero ahí seguía, sin embargo. Llamé a casa. Llamé a Urgencias de España. Me atendieron desde Sevilla. Recomendación: Ibuprofeno y buscar Urgencias en Bath.




Era la mañana de la Promenade, había quedado con Victoria Connelly y con Jane Odiwe, quería ver la Abadía, las termas, la cabalgata, la tienda de Jane Austen y pasear por Bath. Nos fuimos a desayunar y me tomé otro ibuprofeno. Mi cara volvía a su ser. Parecía una galleta, teniendo en cuenta que soy de cara fina, pero con esa cara podía salir a la calle. Quien no me conociera pensaría que soy así, simplemente. La hinchazón nocturna había desaparecido. Un poco de maquillaje y mucho ánimo tratando de ocultar el miedo que me carcomía por dentro. Una sonrisa y a recorrer Bath. Después de la Cabalgata buscaríamos un hospital. Quedó pactado.











Salimos de Brocks House hacia The Circus, desde una considerable altura se puede ver el círculo completo que forman los edificios, pero a pie de calle cuesta verlo al completo. Con la cámara es imposible captarlo, sólo partes del semicírculo. Encontramos una fotográfia aérea que lo mostraba tal cual se ve desde las nubes, o a vista de pájaro, como hacía un día de sol magnífico y la fotografía tenía marco fue inevitable que salieran reflejos, pero aquí os la dejo para que veais el lugar tan fantástico por el que íbamos paseando tan de mañana, camino de Gay Street, una de las calles donde vivió Jane Austen y donde más adelante os mostraré el Jane Austen Center.





The Circus


The Circus fue un proyecto de John Wood padre, pero falleció antes de que fuese terminado y fue su hijo quien lo finalizó. ( Tardó 13 años ). El modelo que tomó John Wood para crear The Circus fue el mismísimo Coliseo romano. En los edificios, lo forman 33 casas, podemos ver pilares dóricos en el bajo, jónicos en el primer piso y corintios en el segundo. Al principio ese árbol que podeis ver en el centro y que es tremendamente alto y frondoso, no estaba ahí. Fue plantado por un vecino de The Circus, llamado William Falconer. Me habría gustado que no aquel paseo fuese peatonal y que no hubiese coches aparcados en las aceras. Es lo único que no me gustó de Bath: El tráfico. Resulta bastante chocante pasear por una ciudad que se mantiene como en el siglo XVIII y esquivar coches o cláxones. En algunas de las casas que los componen se encuentran placas de personajes ilustres de distintas épocas que vivieron allí. A mí me siguen llamando la atención esos bajos que alguna vez fueron destinados a la servidumbre. Ahora son apartamentos. Todos los bloques están divididos en apartamentos. Es raro encontrar uno que pertenezca a una sola familia, a no ser que sea un hotel. Ups, me estoy enrollando con The Circus. Sigamos nuestro paseo hasta Gay Street. He de decir que Brocks Street, donde estaba mi hotel y Gay Street, son dos calles, junto con Bennet Street, que salen directamente de The Circus.


-Gay Street-




> Catherine Morland en La abadía de Northanger.


La primera parada obligatoria en Gay Street, si eres seguidora de Jane Austen, como yo, la tenemos en el número 25. El edificio es ocupado hoy día por una consulta de dentista. Poco literario, ¿no? En la foto de la derecha, un poco más arriba, se encuentra ese número 25, que en algunos libros aparece como número 6, ya que se reestructuró la numeración de la calle. Jane Austen se fue a vivir a Gay Street cuando abandonó su residencia en Green Park Buildings en enero de 1805. Aquella casa le traía tristes recuerdos, pues fue allí donde murió su padre. Por eso a finales de marzo de ese año, Jane junto a su madre y su hermana Cassandra se mudaron a Gay St. Esta calle fue parte del plan original de John Wood, el arquitecto de The Circus. En esta época las hermanas Austen y su madre no se encontraban financieramente demasiado solventes, debido a la muerte del progenitor. Cassandra tenía una pensión de su prometido, muerto antes de su boda, pero Jane no tenía absolutamente ningún ingreso. Su mayor preocupación aquellos días en Gay St. era su situación financiera. En esa época no escribió nada. En Bath no escribió ninguna de sus obras, aunque fuese escenario de Persuasion y de La Abadía de Northanger. Seguramente ideas le revolotearon por la cabeza, tal vez, borradores incompletos, tal vez amagos de personajes futuros. Esos detalles que fue absorbiendo le sirvieron para usar Gay Street en un importante encuentro entre el Capitán Wentworth y Anne Elliot en uno de los capítulos que fueron cancelados, en Persuasión, en la casa de los Crofts, en Bath, en Gay Street. Cabe decir que esta calle tomó su nombre del Doctor Robert Gay. Fue construida entre 1735 y 1755.


¿Cómo se siente alguien como yo paseando por Gay Street? Bueno, es difícil de definir. Me sentí como si miles de flechas cargadas de historias y anécdotas se clavaran en todo mi cuerpo. Cada una de ellas llevaba enrollada una nota en la punta. Yo la leía, respiraba profundamente y me dejaba llevar a un tiempo lejano, donde el tráfico no existía, el asfalto de las carreteras tampoco, y los caballos y las calesas se repartían por doquier. Veía a una muchacha con cara de soñadora, con un rizo revuelto en la frente, con un gorrito que trataba de atar a su cuello para que no se lo llevara el viento, andando deprisa, sonriéndole a su hermana, contándole una nueva idea que estaba deseando plasmar en uno de sus cuadernos. Se quejaba tal vez del goteo de su pluma y de que necesitaba una nueva. Tal vez soñaba con volver a Hampshire. Tal vez estaba haciendo historia sin querer y haciéndose querer por la Historia. Tal vez reía a carcajadas. Tal vez lloraba. Todos los tal vez ocurrían en esa calle, hacía mucho tiempo. Y ahora era yo la que estaba allí, paseando, riendo y charlanco con una de mis mejores amigas. Haciendo historia de algún modo también.


Un poco más adelante, en el número 40, nos encontramos con Jane Austen Center:





Era temprano. The Jane Austen Center estaba cerrado aún. Aún me parece de película visitar en persona sitios con los que sueño o he soñado durante años. En esta película, mi personaje, yo, se encontraba entusiasmado e incluso por un momento, olvidó que su cara seguía un tanto inflada, pero ¿qué importaba si estaba cumpliendo otro sueño?





En alguna ocasión he hecho algún pedido a a Jane Austen Center a través de la página de Becca. Estaba deseando entrar y comprarme todo aquello que se me antojara. Tenía un montón de libras reservadas para todo ese merchandising que tenía mi nombre puesto: Para Isa. Para Isa. Para Isa.





Os dejo la dirección de Jane Austen Center, por si no teneis ocasión de acudir y quereis hacer algún pedido. No llevo comisión en esto, eh, es por si no la conoceis. También he de deciros que muchas de las cosas que aparecen ofertadas en su página web, no se encuentran en Jane Austen Center, sólo son ofertadas en internet. Sueret que me compré mi colgantito de plata de Pride and Prejudice mucho tiempo antes. Dentro está escrito, en inglés, el principio del libro... Os dejo una fotito. Este colgante no se vendía en la tienda. Yo lo llevaba puesto y las dependientes me sonrieron al verlo y alguna me dijo que era realmente bonito. Yo sonreía, con mi cara inflada.



Página web de JAne Austen Center: http://giftshop.janeausten.co.uk/index.html


Los pedidos los envía por avión y apenas tardan una semana en llegar. Es totalmente fiable.


Bueno, como no entré en la tienda en esta ocasión, porque además de estar cerrada, tenía que ir a visitar la Abadía y había quedado con Victoria y con Jane, pues seguiré mi paseo por Queen´s Square donde Jane también vivió. En el número 13, en el lado sur. Allí se quedó un mes. Esta parte de la ciudad también forma parte del proyecto de John Wood. Tardó 7 años en completarlo. Una enorme plaza con un jardín cuyo centro está señalado con un obelisco es el pricipal atractivo y da vida a los alrededores. El trinar de los pájaros se confunde con nuestros pensamientos. ¿Y qué pienso yo en estos momentos? Recuerdo algunas palabras de Jane que he leido en sus cartas, las que escribió desde esta casa en el número 13.


"We are exceedingly pleased with the house, the rooms are
quite as large as we expected".


"I have the outward and larger apartment, as I ought to
havem which is quite as large as our bedroom at home".


"The beds are both as large as any at STeventon, and I have
a very nice chest of drawers and closet full of shelvees- so full indeed that
there is nothing else in it, and it should therefore be called a cupboard rather
than a closet, I suppose".


"I like our situation very much, it is far more cheerful
than Paragon, and the prospect from the drawing-room window, at which I now
write, is rather picturesque, as it commands a prospective view of the left side
of Brock Street, broken by three Lombardy poplars in the garden of the last
house in Queen´s Parade".







Camino de La Abadía, de las Termas Romanas y de la cabalgata Gran Regency Promenade, os dejo por hoy.

Decir que no asistí ni al Pre-Festival Get Together del viernes 17, porque no me dio tiempo debido al retraso del avión que os conté en la anterior entrada y que tampoco asistí al "A very private public Breakfast" de las 9h, donde se podía desayunar un típico desayuno del siglo XVIII como los que Jane Austen tomaba en Sydney Gardens: bread rolls, plum cake, hot chocolate, chine tea and coffe, todo sevido en un salón privado de una típica casa de la Regencia. Además, el desayuno venía acompañado de una charla sobre la época. Costaba 12 libras y duraba 90 minutos. Tuvo lugar en Kinwarton, 3 Upper Camden Place, Camden Road, Bath BA1 5HX.

Eso sí, a la GRAND REGENCY PROMENADE, sí asistí.

To be continued...

(En el próximo capítulo vereis a la gente de Bath y a la mayoría de personas que visitamos la ciudad esos días, vestidos como vestían Jane Austen y sus contemporáneos).



I.M.G.



Nota: Todas las fotografías son propiedad de Isa Merino.

miércoles, 6 de octubre de 2010

BATH (Jane Austen Festival 2010) ( I )

17/09/2010 Málaga - Gatwick - Reading - Bath.


Una noche que bien podría describirse en uno de los capítulos de "Los misterios de Udolfo" de Anne Radcliffe. Llovía, tronaba y los relámpagos iluminaban la ciudad dormida. En cada flash parecía retratarse el final del verano, aunque viviendo en Málaga, nada más lejos... en esta ciudad no se habla del final del verano hasta bien entrado noviembre. (Aún nos queda mucha manga corta que regastar). La lluvia golpeaba furiosa las persianas. 4:30 de la madrugada. Hora de sueños. Hora de descuento hacia mi próxima aventura: Bath. Al fin me duermo. Sueño.

Despertador. 6:45. Lluvia. Bus. Centro. Amiga. Tren de cercanías. Aeropuerto de Málaga. 9:00. Hora de embarque: 9:30. Salida del vuelo: 10:10. En un par de horas: Gatwick. Un par de horas más y al fin: Bath. Esos eran los planes, pero no siempre salen redondos. Esta fue una de esas ocasiones. El vuelo sufrió un retraso de 5 horas. Indignación. Indiganción. Más indignación. Mucha más y.... Volvemos a empezar: Aeropuerto de Málaga. 9:00. Hora de embarque: 14:30. Salida del vuelo: 15:00. Amiga sentada con desconocidos en fila 16. Aquí, la bloggera, lo mismo, en fila 17. A mi izquierda un tipo alto y serio lee una revista de negocios en inglés. Parece interesado. Lleva unos gemelos plateados con un escudo. Enfoco la vista como si se tratara de prismáticos, primero un ojo, luego el otro y lo veo claro: Harvard Business School. A mi derecha una chica, también seria, de pelo largo y oscuro lee a Federico Mocchia. Es la primera vez que no llevo algo para leer en el avión. Me quejo de mi suerte y cierro los ojos. Cruzamos España. Cruzamos Francia. El mar del Norte. Un niño llora. Llora. Llora. Insoportable. La azafata canturrea en inglés cuando habla. Dice "zeeeenkiuuu". Nadie interesante. Un chico levanta a un bebé en alto. Rubio. Su compañera guarda cierto parecido con Jennifer Gardner. NO. Sí. Puede. No. En nada. Un señor enorme ocupa dos asientos. Otro hombre, parecido a Toni Curtis, (D.E.P. Toni Curtis), se contonea por el pasillo. Lleva el pelo pintado. Un español habla en voz alta. Muy alta. No he leido a Mocchia, pero mataría por quitarle el libro a mi compañera de viaje. ¿Cómo he podido subir al avión sin un libro? ¡Yo! Descendemos. Una pasajera lleva una flor rosa y extraña en la cabeza. Camiseta de leopardo. Pantalones de licra negros. Sé que a partir de poner un pie en la gran isla inglesa, tendré que volverme más de una vez para observar alguna camiseta, algunos zapatos, una diadema o una pésima combinación de ropa adornada con un sombrero alocado y un corte de pelo sicodélico. No soy fashion victim, pero sé reconocer a los horteras en cuanto los veo. Llegamos a Inglaterra. On time. North Gatwick.


Tren hacia South Gatwick. On time. Train Station. Nos atiende un chico español. Serio. Tren para Bath a las 18:03. Hacemos tiempo acercándonos al Upper Crust. No hay papeleras. Pregunto por ellas a un responsable de la estación. Me indica un "poyete". ¿Ahí? -pregunto. Sí, ahí. Responde. Me quedo, literalmente, muerta. Lo dejo sobre el poyete sintiéndome una "guarra" por dejar papeles de bocatas por ahí tirados, pero órdenes inglesas son órdenes inglesas. Mi zumo de manzana sabe a piña. O a uva. O a piña y uva. Salimos para Reading con extrema puntualidad inglesa. Atrevasamos la campiña con un sol radiante. Los árboles y los prados tienen una gama de verde que sólo reconozco en Inglaterra. Tras varias paradas, todas puntuales, atravesamos el sur de Inglaterra y llegamos a Reading. Media hora de parada. Un servicio. Una chica rubia se pone un postizo frente a un espejo minúsculo. Se maquilla y nosotras nos ponemos ropa de invierno. Ya no estamos en Málaga y el verano ha quedado lejos. Hace frío.


El tren procedente de Paddington, (Londres), llega con unos minutos de retraso. Se clava en las vías, gime, exhala humo y pasajeros. Subimos otros. Todos de pie. Algunos sentados en el suelo, entre los vagones, leyendo. En primera clase los asientos tienen pequeños televisores. A la media hora de camino nos agenciamos un par de esos asientos. Trasteo las teles. Encuentro series. Comedia. Friends. Me río con Mónica y Chandler, con Joey y Rachel, con Phoebe y Ross. Recuerdos. Recuerdos. Recuerdos. Después Glee, el piloto. No podemos ver más de 5 minutos. Una chica se maquilla los ojos, las pestañas. Su novio la felicita.


21:05 Bath Spa. Destino. On time.


¿De verdad he llegado a Bath? ¿El Bath de Jane Austen? ¿El Bath de su Persuasion? ¿El Bath de La abadía de Northanger? ¿El Bath de MOll Flanders? ¿De verdad estoy en Bath? ¿Yo? ¿La que leía todos esos libros e imaginaba a la sociedad inglesa paseando por sus calles de la era georgiana? ¿De verdad es Bath?


Hace bastante frío. Tiemblo. Una hilera de taxis nos recibe. Guardamos cola. Tiemblo de nuevo. Ahora es la emoción. El reconocer un sueño ante la propia vista. Observo el cartel mientras llega nuestro turno: Bath Spa.


Cruzamos los dedos. Queremos un taxi típico inglés. Finalmente es un Peugeot como hay cientos en España o en Francia, pero con el volante al otro lado. El tipo, rudo, serio, guarda las maletas en el maletero y le damos la dirección. Brock Street, junto a The Circus.


BATH... las calles de Bath... la oscuridad nos muestra una ciudad marrón/gris , de edificios bajos, cargada de historia, con apenas gente en sus calles. El bed and breakfast es un edificio del siglo XVIII antes el que debió pasar Jane Austen cientos de veces en sus paseos. Vivía a apenas dos calles. Llamamos al timbre. Nadie. Nuevo intento. Nadie. Iluminación escasa. Una chapa en la puerta, en dorado. Brock. Intento telefónico. El teléfono suena dentro. Nadie. Noche cerrada. Frío. Nadie. Risas nerviosas.






Llamada a un número personal. Atienden en un inglés cerrado. Indicación: Restaurante The Circus. Tras un malentendido conseguimos nuestras llaves. Al fin entramos en el edificion georgiano. Es como abrir la puerta de un fotograma y adentrarse en una película de época. Realmente estamos en un hotel de época, en lo que antaño fue una casa de una familia georgiana. Suelo enmoquetado en verde. Escaleras pintadas en blanco. Una o dos habitaciones por planta. Tenemos la "suit". ¡Guau! ¿Qué diría Jane Austen? No sé. Nosotras "lo flipamos", aunque el término no quede apropiado en una época en la que ahora estamos, porque realmente ese momento y ese lugar eran el siglo XVIII inglés y nosotras una "okupas" de un tiempo futuro.

Paseo por The Circus y Gay Street, una de las calles donde vivió Jane Austen y donde se encuentra su museo. Fotos con un león perteneciente a una exposición en Bath 2010. Iluminación escasa. Cansancio. Volvemos al hotel. Fotos. Ducha. Para encender la luz del baño no hay interruptor. Una cuerda cuelga del techo en un baño moderno a la par que enmoquetado. Tiramos de la cuerda. Se enciende la luz.

Me duelen un poco las mandíbulas. Excesos del día. Supongo. Apagamos la luz. Cerramos los ojos. Sueños en Bath.

2:38h Madrugada en Bath. Mi cara. Baño. Luz tirando de la cuerdecita. Mirada al espejo. Mi cara hinchada. Muy hinchada. Sobre las mandíbulas. En los oídos. En las amígdalas. Tiemblo. Mareo. Taquicardia. Vuelta al espejo. Horror.

To be continued...

I.M.G.

Fotografías propiedad de Isabel Merino González. (Bath 17/09/2010)