jueves, 21 de febrero de 2013

Carnaval de Venecia 2013. (1ª Parte: Inkógnito)


Hace mucho tiempo, (aunque si cierro los ojos no parece que haga tanto; y si los vuelvo a abrir y lo rememoro, parece que fuera en otra vida), jugaba a un juego de estrategia, de mesa, llamado Inkógnito. 

El tablero de juego, sobre el que se desplazaban las fichas, que eran espías disfrazados y que atendían a los nombres de Madame Zsa Zsa, Agente X, Coronel Bubble y Lord Fiddlebottom, era la ciudad de Venecia, donde se desarrollaba el juego, durante el Carnaval. Mezclados entre la muchedumbre festiva, y perfectamente disfrazados, cuatro famosos agentes, los ya nombrados, llegan a Venecia para una misión urgente: establecer contacto con un potente y tortuoso personaje, cuya identidad es desconocida y que es conocido como "El gran anciano". 

Los agentes trabajan por parejas, disfrazados, y tienen que encontrarse y completar la misión de encontrar al gran anciano antes que la otra. Contarán para ello con la ayuda del Embajador, con disfraces de carnaval, y podrán moverse por agua o por tierra, para llegar a su destino. 




La verdad es que es uno de los juegos más entretenidos de los que recuerdo haber jugado, y le guardo un cariño especial. Recuerdo tardes de risa y espionajes en casa de las amigas. Tal vez por aquel entonces ya me sentía fascinada por el carnaval de Venecia, por las tramas de espionajes que se fraguaron en su día en época de Carnaval, por sus canales navegables, o tal vez por esos disfraces y esas máscaras que te permiten ser cualquier persona, o tal vez nadie, a los ojos de los demás. 

Hace un par de años viajé a Venecia, no durante el Carnaval, era Semana Santa. Se convirtió en una de mis ciudades favoritas, llena de magia, de encanto, tan diferente a todas, tan especial. Prometí, o me prometí a mí misma, no sé, pero la promesa fue seguro hecha, que volvería en Carnaval. Este año, hace apenas un par de semanas, otro de los sueños, que se van reorganizando en la fila de deseables y cumplideros, se hizo con el primer puesto y le, nos, concedí el deseo de hacerse realidad, a veces me creo hada, será de tanto Disney que he mamado, y volví a Venecia. Pero esta vez, en Carnaval. 

Mientras el avión descendía en el aeropuerto Marco Polo, a lo lejos, lo que parecía un viejo tablero de juego, con multitud de islas conectadas por puentes y canales navegables, con trajes de colores, como confetti caído del cielo, repartidos por sus calles, nos esperaba. Cuatro amigas, tal vez agentes quién sabe, yo entre ellas, y que bien pudieran ser llamadas Zsa Zsa, X, Bubble y Fiddlebottom, dejaron sus maletas en el portaequipajes de un autobús de la compañía ATVO y se dirigieron rumbo al Carnaval más famoso y pintoresco de Europa a celebrar tres cumpleaños, aunque pudiera ser que la misión fuera otra, y que para ello tuvieran que buscar al Embajador; quien, en las cámaras secretas del Palacio Ducal de donde alguna vez huyó el mismísimo Casanova, las pondría en contacto con el Gran Anciano. 

Esta y otras muchas incógnitas serán reveladas en el próximo capítulo, donde seremos testigos de las andanzas carnavaleras en Venecia, de las cuatro agentes, por llamarlas de algún modo. Mientras tanto, una instantánea y agradecimientos por convertir ese viaje en uno de esos que jamás se olvidan. Por mucho que pasen los años. Por mucho que nuevas misiones nos lleven a otros lugares. Venecia, siempre será Venecia. Mágica. Inolvidable. Gracias a Patricia, Beatriz y Cristina, a quienes dedico esta entrada y todas las venecia-venideras.



Cuatro amigas en Venecia - Febrero 2013

Atravesamos el ponte della Libertá tras unos cristales ahumados, con el sol iluminando la laguna, y llegamos a la piazzale Roma donde a pesar de estar en Venecia, la magia aún no se detecta. Sobre el suelo, líneas blancas delimitan los estacionamientos de las diferentes compañía de autobuses, a partir de ahí, bajamos las escaleras del puente de Calatrava para buscar la línea 1 del Vaporetto que nos llevará a San Marcos a través del Gran Canal. Los primeros disfraces los vemos a la altura de la iglesia de La Salute. Ahora sí, definitivamente, estamos en el Carnaval de Venecia.


Continuará....


I.M.G. 
@isamerino


A Patri, Cris y Bea.